viernes, 28 de septiembre de 2007

Aldeas de casas redondas

Jako vivía en la gran aldea de casas circulares de la llanura.Había oído algo de una vida mejor, lejos, a unos cinco días a pie. Un lugar donde había más corzos y perdices que cazar, más moras para repartirse, más peces en los arroyos y más castañas y avellanas.
Había que seguir el curso del gran río hasta un lugar donde las aguas parecían separarse. Parecían unirse. Allí, había que abandonar el gran cauce y seguir el río pequeño, aguas arriba. Y caminar un día y descansar una noche. Y caminar otro día, por terrenos cada vez más escarpados, y descansar otra noche, entre las rocas cada vez más protectoras.
Había oído que en la montaña había otra aldea, sobre la ladera, donde las casas también eran circulares, un poco más pequeñas, pero bonitas y calientes, fuera del alcance del viento y desde las que se podía divisar todo un valle. Y sus corzos y sus perdices y sus moras.
Jako quería ir allí, donde se vivía mejor, donde poder ofrecer a Kora todos los días una pieza de carne. Y se fue, con Kora.Olvidándose de las vanidades y las avaricias de la gran aldea.A cazar corzos. A recoger moras. A construirse su casa redondeada de piedra, junto a las otras, en la ladera de la montaña que daba al gran valle.
Una etapa del año era muy fría. La nieve cubría las casas redondeadas de la ladera y la noche cristalizaba los arroyos. Por eso, había que prepararse y durante la estación templada almacenar los frutos y los cereales, para alimentarse en las noches de la estación fría. Cada una de esas noches precisaban de una hoguera dentro de la casa circular, que como era pequeña, se calentaba enseguida.
Kora tapaba algunas grietas de la pared de la casa, por donde a veces se colaba un soplo de aire helado. Jako zurcía una piel de conejo que ya empezaba a tomar forma de bota y daba vuelta a la pierna de cabra que empezaba a tomar color sobre las llamas.
Jako supo, al cabo de unos años, que muchos de los de la aldea grande habían hecho como él y Kora. Que se habían ido a las montañas, porque querían vivir mejor. Casi todos se fueron hacia el Norte.Unos, hacia una zona donde aparecía una roca negra, blanda, cuando perforaban la tierra para enterrar a sus muertos. Otros, hacia los abrigos rocosos que ofrecía la puerta de otra gran sierra, donde se decía que también había muchos rebecos que cazar. Durante muchos, muchísimos años, nadie vivió en la gran aldea de la llanura.Desde que los de Jako la abandonaron. Porque creyeron que en la montaña se vivía mejor.
Ahora, la gran aldea de la llanura tiene 65.000 jakos y koras.Muchos de ellos se cansaron de vivir en la montaña y creyeron que en la gran aldea se vivía mejor. Una gran aldea que acaba de descubrir que hace 2.500 años vivieron allí Jako y Kora, que se cansaron de sus vanidades y avaricias y se fueron a la montaña.

EL MUNDO/LA CRÓNICA DE LEÓN
Jueves, 30 marzo de 2006

jueves, 27 de septiembre de 2007

Ofensas de ficción

Existe un gran malestar en Sevilla porque la última novela de Dan Brown ofrece una visión no muy realista de la ciudad y que a un tiempo no la deja muy bien parada. Oí en la radio a algunos sevillanos muy ofendidos: «Que no puede ser». «Que este señor no puede escribir eso de Sevilla». «Que eso no es real». «Que eso puede ser muy malo para la ciudad».
Quizás estos mismos sevillanos piensen que salen mucho mejor parados con la continua imagen de 'lolailo' o el 'color especial' que le predican algunos de los que presumen de ser sus grandes embajadores. Ellos sabrán.
Es muy posible que Sevilla no sea lo que cuenta Dan Brown, lo mismo que es posible que no toda Sevilla huela a azahar, como cantan otros. Pero supongo que el mismo derecho tendrán unos a inventarse que Sevilla tiene 'su duende', que otros a describir imaginativamente ciertas carencias en instalaciones y servicios de una ciudad. Es posible que ni siquiera quepa discusión sobre cuál de las dos cosas tiene más de real y cuál más de ficticia.
Pero creo que a ninguno de esos sevillanos ofendidos les sentaría nada bien que Dan Brown viniera a decirles cuánto azúcar tienen que echarse en 'su' café ni lo que tienen que ver en 'sus' teles.Y si el café admite tanto azúcar como su tomador guste, cuántas licencias no admitirá cualquier cosa enmarcada en un término llamado ficción.
Quizás con lo que sí deberíamos irritarnos un poco más es con la imagen que los políticos proyectan de nuestras ciudades y pueblos. Esos que han sido legitimados por el resto para representarnos, esos que cobran sus sueldos de lo que nos quitan de los nuestros, muchas veces sin dar mucha explicación de su tarea. De hecho es mejor que muchas veces ni la den, por vergüenza ajena.
Y no por lo que escriba un tipo que, a estas alturas de mili, se las ha ingeniado tan bien como para forrarse a costa de lo 'simplón' de las inquietudes humanas y de historias más pasadas de moda que el pelo cardado, como los misterios del Santo Grial y las fantasmadas interespaciales y que al tiempo, ha sido capaz de provocar ásperas irritaciones estomacales en las altas esferas de la Iglesia Católica, de la NASA y de toda una ciudad de Sevilla, por mucho 'color especial' que ésta tenga.
También hubo otros que se embolsaron lo suyo a costa de la mayor horterada que ha parido España en las últimas décadas, La Macarena, y eso que ha tenido una fuerte competencia en lo que a horteradas se refiere. A casi nadie le pareció mal.
Por cierto, el libro de Dan Brown está siendo el más vendido en las librerías de Sevilla en los últimos días.
EL MUNDO /LA CRONICA DE LEÓN
BIERZO OPINIÓN
Jueves, 26 de febrero de 2006

La rebelión de las piedras

¿No estaremos llegando demasiado lejos?, preguntó el Fuste de Peñalba. Parece que la estamos preparando parda.
¿Lejos?, ¿qué dices? Son ellos los que nos han llevado a esta situación. ¿Vas a sentirte culpable ahora?, le replicó el Jefe Gárgola.
No. No es que tenga sentimiento de culpa. Es solamente que esta grieta y este agujero duelen un poco.
No me extraña, le dijo al Fuste el Techo de San Francisco de Villafranca. Es que has sido un poco bestia. Mira que estallar de arriba a abajo...
Pues prefiero esto a lo vuestro, explicó el Fuste, dirigiéndose tanto al Techo de San Francisco como a las Pinturas de Santo Tomás de las Ollas. Yo con sólo un estallido la dejé liada. Vosotros dos estáis dejando entrar ese agua que os está carcomiendo las entrañas poco a poco. Yo eso no podría aguantarlo.
Aún así, nosotras opinamos lo mismo que el Techo, dijeron las Pinturas. Podías haber calculado un poco mejor y que la cosa se quedara en una pequeña brecha por delante que daba el pego igual.
¡Ni hablar! Es mejor así, sentenció de nuevo el Jefe Gárgola.A ver si luego nos van a acusar de montajistas. Esto no es ninguna broma. Además, debemos seguir la estrategia marcada. Cada uno una cosa distinta. En Peñalba el Fuste, en Santo Tomás las Pinturas, en San Francisco el Techo, en la Catedral las Gárgolas y en San Miguel el Ara. Por cierto, ¿qué le pasará al Ara de San Miguel, que no ha dicho nada en todo el rato?
Creo que le han dado vacaciones mientras se le fragua el cemento, dijo la Pequeña Gárgola, un poco asfixiada por el corsé metálico que desde hace unos días le oprime las costillas.
Mira que cogerse vacaciones ahora...
Tal y como está el panorama... murmuraron desde el grupo de sillares.
A ver... ¡Orden!, reclamó el Jefe Gárgola. Hay que seguir con el plan.
¿Plan? ¿Qué plan?
¿El plan 'tapa-parches' que está poniendo en marcha la Junta de Castilla y León?, cuestionó un muro de San Francisco.
¿El inentendible plan estratégico que propone el PSOE?, masculló el desequilibrado Capitel del Peñalba.
¿El plan 'turístico-playero' que se le ocurrió a uno de la UPL?, preguntó uno de los arcos mozárabes.
¿El plan 'victimista-leonés' que promulga el PAL?, saltó un arbotante.
¿El plan 'busca-votos' del MASS?, dijo una bóveda.
¿El plan 'sosainas' del Partido del Bierzo?, planteó un contrafuerte griposo.
No... No... ¡Orden, orden! Me refiero a nuestro plan, no a esos planes de los que andan hablando por ahí. Acordaos de que sólo quedan cinco meses para las elecciones y proponer planes ahora sale casi gratis. Debemos centrarnos. Nuestro plan, ese que no nos ha quedado más remedio que llevar a cabo para que nos presten un poco de atención. A ver, ¿alguien sabe en qué programa del corazón pagan mejor las exclusivas?
EL MUNDO/LA CRÓNICA DE LEÓN
BIERZO/OPINIÓN
Sábado 30 de diciembre de 2006