martes, 30 de octubre de 2007

Cursillos de Mc Gyver

Viñeta: Ricardo, EL MUNDO
Es posible que nos estuviera yendo mucho mejor si en lugar de estudiar las jarchas, los logaritmos, las capitales de repúblicas que aparecen y desaparecen y la masa atómica de los elementos químicos hubiéramos tenido profesores estilo McGiver que nos hubieran enseñado unos cuantos trucos respecto a como salir de situaciones difíciles de la vida. A mí nadie me ha preguntado nunca por las tales jarchas, ni me he encontrado al borde del abismo si no resuelvo un logaritmo, ni conozco a nadie que se le hayan subido los colores por no saber la capital de Uzbekistán.
Lo de la tabla de elementos, a ver si en alguna pregunta del trivial. Y la verdad es que no creo que ni siquiera quedas mal cuando alguien abre debate con lo de los logaritmos y tu única aportación a la conversación es que a ti el que más te gusta de todos ellos es el reguetón.
Bueno, exactamente tampoco es que me haya topado jamás encerrada en una cueva con bombas, maniatada y con que la única posibilidad de salir sea que la luz solar que entra por la angosta rendija rebote en mi horquilla plateada y el rayo catódico sirva para desintegrar la soga y crear una película protectora sobre mi persona que me permita aislarme de las balas de los malos.
Pero si es verdad que a veces la vida te mete en marrones tales que lo único que se te pasa por la cabeza es que al McGiver, ya que no le dio por hacer oposiciones a la Secundaria, por lo menos podría prestarse a dar unos cursillos de esos de los ayuntamientos.
No para cosas tan radicales como lo de las bombas, pero sí para enseñar a afrontar los malos tragos cotidianos y las situaciones complicadas. Porque si no, los seres humanos, que somos cobardes por naturaleza, optamos por hacernos los locos y ver si podemos escurrir el marrón, en un gesto tal de pasotismo que hace que cada vez el mundo gire más cansino.

lunes, 29 de octubre de 2007

Se nos ve la cara de pobres

A los que somos pobres se nos debe ver la cara de pobres o llevamos el cartel anunciándolo colgado de algún sitio.
Y si no es así, desde luego nos cuesta muchísimo disimular que no llegamos a ser ricos del todo.
Si no, no entiendo algunas cosas que nos pasan cuando vamos a comprar grandes enseres, tipo muebles, tipo coche o de cualquier otro tipo de cosa de soltar un montón de pasta y por momentos te da la sensación de que el vendedor no te quiere vender lo que quieres comprar.
Es cierto que algunos vendedores tienen que ser auténticos filósofos y filosofar para tratar de vender todo lo que puedan y más, que para eso viven de eso, valga la repugnancia (como le oí decir a uno).
Pero eso, para tratar de vender, no para tratar de no vender, pienso yo.
Y es que, mi cara de pobre se me debió de quedar a cuadros cuando una vendedora de muebles me dijo hace poco: «Sí, este es de mejor calidad, pero claro ¿no te podrás permitir gastar tanto, no?
Flipante.
«Cierto. Pero no es mi bolsillo, sino mi sentido común el que no me permite gastarme lo que cuesta esa cosa tan horrible en una tienda en la que tienen la cara de preguntarme tal cosa».

Me gustaría habérselo dicho tal cual se me pasó por la cabeza, pero simplemente me fui con la cara de pobre que se me había quedado a cuadros.
También me he topado con otro tipo de vendedores. Los que te dicen: «Es que eso no se va a poder».
Yo pensaba: «No lo entiendo, como puede ser tan difícil. Pero si son unos estantes. ¿Va a ser tan difícil poner unos simples estantes?»
En esto que va la tía y me espeta: «Es que lo lógico es que ahí pongas un espejo».
«Ya, pero es que yo lo que quiero son unos estantes», dije.
«Pero es que te va a quedar muy feo, todo el mundo pone un espejo», insiste la pava, con esa voz de pito que tenía la muy... Uy, que me caliento.
«Bueno, pues me voy a comprar el espejo, tía, pero en la tienda de al lado y para ponerlo en el otro cuarto. Ahí pongo los estantes como hay Dios, que por cierto, también me los voy a comprar en la otra tienda». También me gustaría habérselo dicho, pero como suele pasar, los pobres solemos ser buena gente.
Me volví a ir sin más, sin estantes, sin espejo y sin ganas de volver a ver a la tía esa con voz de pito que trataba de convencerme de que me tenía que gustar lo que le gustaba al resto del mundo.
Por suerte, los pobres nos parecemos en una cosa a los ricos.
La posibilidad de elegir donde y en qué nos gastamos nuestra pasta, aunque ésta no sea mucha.
EL MUNDO/LA CRÓNICA DE LEÓN
19 DE JULIO DE 2007

sábado, 27 de octubre de 2007

Reenvía este Mensaje

Dirijo este humilde escrito a todos esos amigos/conocidos/enemigos que no hacen más que enviarme cadenitas maleficiosas amenazándome con hechizos, embrujos y hecatombes del mundo si no transmito esos mensajes de correo electrónico en cadena que me llegan.
Saludos y cosas que les pasan no me mandan nunca, pero mensajes en cadena, puff.
A estas alturas es alucinante como tenemos comido el tarro con las supersticiones. Porque, quien más quien menos, coge y reenvía los mensajes en cadena. Incluso personas normales y corrientes que conozco sin especial trastorno conocido reenvían los mensajitos de las narices a sus amigos, sin pensar en la faena que les hacen.
Que es que al final se acaban los amigos y ya no sabes a quien enviárselos.
Y es que claro, quien va a arriesgarse a que el deseo que acaba de pedir después de hacer el juego ese del poema se le vuelva en contra y que si en los próximos quince minutos no envías el mensaje a 15 personas, el cielo te haga llegar vibraciones malignas que te impedirán dormir tranquilamente y ser feliz el resto de tu vida. Y lo mismo a toda tu familia. Habrá que reenviarla, por si acaso. Que las vibraciones malignas igual duelen.
Y aún las hay más graciosas. Tienes que escribir números en un papel, rellenar los cuadrados con nombres y si sigues leyendo la carta, el mensaje, que tiene cerebro, sabrá todo lo que estás pensando. Se lo sabe todo sobre ti. Cual es tu canción favorita, a quien amas, cual es la canción favorita de quien amas... es superlisto. Más listo que las vitrocerámicas de inducción, que saben de que material está hecho el cacharro donde vas a cocinar, si el cacharro es más pequeño o más grande que el fogón, si se te está quemando, si se te derrama algo por fuera... cuando se derrama algo, de momento sólo emiten un pitido. Pero como les dejemos seguir comiéndonos el terreno, dentro de nada te insultan.
¡Vaya mierda de sopa te está quedando!, dirá. A mí, la verdad, me parece que esas chismas se pasan de listas.
Bueno, pues tengo que confesar que de momento no se me ha caído la piel, no me ha salido viruela, ni mis familiares se han vuelto de color verde palo por no reenviar los mensajes en cadena. Y eso que tampoco me hubiera costado tanto hacerlo, que sólo hay que darle a reenviar.
Por cierto, el que lea esta columna tiene que hacer ochenta y cinco fotocopias y repartirlas entre sus ochenta y cinco mejores amigos que a su vez han de hacer lo mismo. Sobre el que se le ocurra romper esta cadena recaerá una maldición consistente en lo siguiente: se le empezará a hinchar un ojo hasta el punto en que se le salga de la poza, le caiga al suelo, suba rodando por la calle arriba y caiga en el pantano de Bárcena, se hunda hasta quedarse clavado en la punta de la cruz que copaba la vieja iglesia del pueblo, ahora bajo aguas, y no haya posibilidad jamás de recuperar el valioso objeto por el resto de su vida, amén.
EL MUNDO/LA CRÓNICA DE LEÓN
21 ABRIL 2007

jueves, 25 de octubre de 2007

miércoles, 24 de octubre de 2007

Tribulaciones de un remero español

Ilustración: Forges. EL PAÍS

En 2004 se celebró una carrera de remos entre empleados de una empresa japonesa y otra española. Ganaron los japoneses por una hora de diferencia. La dirección de la empresa española analizó el desastre y advirtió que los japoneses llevaban diez remeros y un jefe de equipo, mientras que la española incluyó diez jefes de equipo y un remero, así que adoptaron las medidas adecuadas.
En 2005, la tripulación japonesa llegó dos horas y media antes que la española. La Dirección se volvió a reunir y, tras un sonoro rapapolvo a Gerencia, concluyeron que los japoneses habían repetido estrategia - diez remeros y un jefe - mientras que la innovadora tripulación española, remozada tras las eficaces medidas adoptadas el año anterior, no había logrado buenos resultados. La barca en que iban un jefe de equipo, dos asesores de gerencia, siete jefes de sección y un remero había vuelto a fracasar ante los conservadores japoneses. Conclusión de la Dirección : el remero es un incompetente
En 2006, la ventaja de los japoneses fue de cuatro horas. Conclusión de la Dirección : Este año el equipo nipón optó de nuevo por una tripulación tradicional; el español, tras una auditoría externa y el asesoramiento especial del departamento de Organización, optó por una formación mucho mas vanguardista; un jefe de equipo, tres jefes de sección con plus de productividad, dos auditores de Arthur Andersen y cuatro vigilantes jurados que no quitaban ojo de encima al único remero, al que se había amonestado y castigado quitándole los pluses e incentivos por el fracaso del año anterior.
Tras varias horas de reuniones, se acordó que, para la regata de 2007, el remero fuese de contratación externa, toda vez que, a partir de la vigesimoquinta milla marina, se ha venido observando en el remero de plantilla, actitud que roza el pasotismo al llegar a la línea de meta.

martes, 23 de octubre de 2007

De cómo circular por las glorietas

Vamos a ver. Es verdad que es un poco complicado y que ni la Ley de Tráfico ni el Reglamento General de Circulación lo explican del todo claro, pero voy a tratar de exponer, como divulgación solidaria, las normas de circulación en glorietas, que aquí en Ponferrada no sobran (ni conocimientos sobre circular por las glorietas ni glorietas en sí). Esta misma semana el alcalde Riesco ha anunciado otras dos, una frente a la estación de Renfe y otra frente a Correos. Menudo mareo.
Bueno, parece que sí es del conocimiento general el Artículo 21, apartado 2.c. «Los vehículos que se hallen dentro de la vía circular tendrán preferencia sobre los que pretendan ingresar en ella».
Pero como pasa siempre en esta vida mundana, todo lo que entra tiene que salir y ahí es donde viene lo chungo.
En las glorietas urbanas, podemos utilizar el carril que más convenga a nuestro destino, según el libro de la autoescuela.
Como si se tratara de cualquier otra vía con más de un carril.
Pero transmito que, según las normas, cuando circulamos dentro de la glorieta y pretendamos efectuar un cambio de carril para abandonarla, no tenemos ninguna preferencia, pues se aplica el Artículo 28 apartado 2. Esto es, «toda maniobra de desplazamiento lateral que implique cambio de carril, deberá llevarse a efecto respetando la prioridad del que circule por el carril que se pretende ocupar».
De esta manera, hay que tener claro que si no se puede pasar del carril interior al exterior para abandonar la glorieta, deberemos seguir dando vueltas hasta que el tráfico nos permita realizar la maniobra con seguridad.
(Si no ha quedado lo suficientemente claro se recomienda leer nuevamente desde la línea 1 a la 70). La verdad es que esto se entiende menos aún que al principio.
Y claro, sólo de pensar en tanta vuelta que hay que dar, al entrar en el coche, automáticamente a las personas nos posee el espíritu 'higo rancio', también conocido como 'el malhumor del conductor' o el 'carácter de parece que te deben y no te pagan'. Sólo hay que ver a Fernando Alonso. El pobre. Claro, tanta vuelta.
Bueno, pues después de pegar doce frenazos en las respectivas glorietas, porque otros tantos higos rancios se pasen los artículos 21 y 28 por el forro, llegas al centro con intención de aparcar.
Con el mareo, se te olvida pagar el atraco, digo, la zona azul.
Cuando se te pasa el mareo y el efecto Fernando Alonso, te das cuenta de que no pagaste la zona azul y después de una carrera esquivando a mil y pico paisanas con bolsas del 'mercao', la autoridad ya está enfrente de tu coche con el polígrafo ese.
Multa que te crío.
Y de buena fe vas y la pagas siguiendo las instrucciones en árabe que hay en los expendedores. También está traducido al chino, para facilitar.
Y después de que te has 'quedao' más ancho que largo por haber pagado una multa, un mes después te llega a casa otra. Porque aquel día anulaste la multa con un ticket siguiendo el procedimiento 'Jodt/1', cuando tenías que haberlo hecho por el 'Jodt/2'.
Si estaba claramente explicado en el expendedor. Desde luego, hay gente en Ponferrada que todavía no sabe ni árabe ni chino.Incultos
EL MUNDO/LA CRÓNICA DE LEÓN
17 DE FEBRERO DE 2007

lunes, 22 de octubre de 2007

El retrogusto, pasable

Ay que ha nevado. Que catástrofeeee... Este Zapatero nos la ha vuelto a liar. Si ya advertían los sabios que a este tío había que atarlo en corto, que en cuanto tiene oportunidad, ¡zas!, va y te aprueba una ley de matrimonio homosexual, va y te saca las tropas de Irak o va y nieva, por ejemplo.
No sé si tendrá Zapatero también algo que ver en la putada esta de que cada dos por tres estén agujereando la calle. Luego dicen que en Madrid deben de andar buscando un tesoro, pero macho, en Ponferrada no se quedan cortos. ¿Qué andarán haciendo ahora? ¿Reparando las tuberías del agua, los cables de la luz, metiendo el gas, o canalizando líneas de esas de internet? No sé, pero los del barrio tienen todos un mosqueo que 'pa' qué.
Y es que al principio a alguien se le ocurrió decir que estaban metiendo conductos para canalizar cerveza de la red general para las cañas de los bares y que los particulares que lo solicitaran iban a poder también disponer de la instalación en su casa.
La gente se había ilusionado y hasta miraba a los obreros con buena cara, pese al satánico ruido que meten con esas máquinas que aplastan el cemento, que por cierto, podían dárselas a más de uno y a más de una para que esté entretenido 'barra a' un rato, aplastando y aplastando cemento para el desestrés generalizado de la sociedad.
Pero luego resultó que lo de la cerveza era broma y ya noté yo que a los obreros de las aceras se les volvía a mirar con cierta animadversión. Y me incluyo.
Ay, ya sé que no hago más que quejarme, pero es que entre los que andan agujereando las aceras y los políticos que andan 'a pito sacao' inaugurando cosas, nos tienen un poco fritos.
Dan más la lata que una mosca cojonera de esas de por la mañana, que con lo a 'gustín' que está uno en la cama a esas horas viene y se te posa en la cara, viene y se te posa en la oreja y la espantas y vuelve y vuelve y vuelve y no te deja en paz hasta que te levantas por puro y sumo agotamiento de paciencia. Pues igual.
Di tú que si no también nos aburriríamos algo, ¿no? Por que ¿qué sería de una campaña electoral sin inauguraciones? Pues supongo que sería algo así como una verbena de pueblo sin ese bello tema que dice ¡Qué hiciste, abusadora, qué hiciste, abusadora!, por todos conocida.
Menos mal que después de todo siempre queda algún genuino de la vida que te encuentras al final de día y te compensa más o menos las penurias de la jornada. Uno que está en el bar tomando un vino de 'a 30 céntimos/vaso' y que al entrar saludas por cortesía.
¿Qué tal? Y va y espeta: pues en nariz se presenta algo ácido, en boca, tintes madera, el retrogusto, pasable.
Y dile algo.
Publicado en La Crónica de León
Sábado, 24 de marzo de 2007

martes, 16 de octubre de 2007

Pisos, por llamarles algo

El otro día vi en la tele un reportaje sobre jóvenes y vivienda. Dos conceptos que en los tiempos que corren podrían ser tan incompatibles como el agua y el aceite. Sobre todo, si al segundo se le añade eso de 'digna'.
En el reportaje aparecía un tipo encantado de la vida por haber podido comprar por poco más de 30 millones de pesetas un piso más viejo que la orilla del río en una tercera planta, sin ascensor y lo que aún es más sorprendente, de 19 metros cuadrados. Sí, si. 19, no me he comido ningún cero, diecinueve. Lo escribo con letra para que no quepa ninguna duda.
El piso en cuestión, por llamarle piso, para compensar todo esto, tenía la ventaja de estar en pleno centro de Madrid. También por llamarle ventaja.
El joven no tenía coche, porque si vivía en el centro de Madrid no lo quería para nada. De todas formas, después de gastarse 30 millones en ese particular chollo, tampoco le quedaban muchas ganas ni opciones de gastarse algún kilín más en el coche y otro tanto en una plaza de garaje en el centro de la capital.
Luego salía otro que había encontrado otra ganga aún mejor. Casi de lujo. Consiguió por también poco más de 30 millones otro habitáculo en el centro de Madrid. Éste era de 30 metros cuadrados. Treinta, treinta. A millón por metro sale redonda la cuenta. Pero es que éste, además tenía que invertir otros cuatro o cinco millones en la reforma, porque el piso estaba que daba asquito.
Suerte que como el colega era ingeniero, albañil o algo así, se lo ha montado muy bien y ha puesto unos altillos que le permiten tener disponibles casi 40 metros cuadrados para vivir y unos huecos en las paredes que le servían de armarios. Todo un lujo, si lo comparamos con el de 19. El de diecinueve.
Después ya estaban los de las 'mansiones'. Gente a la que le ha tocado por sorteo un piso protegido.
Alguno de estos, aunque ya sabían que le había tocado su vivienda, estaba rezando para que no le hubiese correspondido la de tres habitaciones. ¡Ojalá que sólo sea de dos dormitorios! Es que los de tres cuestan algunos eurejos más, que esto de los sorteos de pisos no es como si te toca la lotería. Lo que te toca es pagar el piso. Un poco más barato que en el mercado libre, pero pagar.
A una joven pareja les tocó (pagar) uno. Estaban muy contentos.Lo que pasa que ahora no pueden casarse, porque si se casan, la suma de sus sueldos supera la renta máxima permitida para optar a estas viviendas, a las que llaman sociales.
O sea que por no arriesgarse a perder el piso, estarán condenados a vivir para siempre en la pecaminidad que les puede llevar de cabeza a los infiernos.
Eso, o que uno de los dos deje el trabajo. Ella, que cobraba menos, qué raro.
Pero es que si ella deja el trabajo, la hipoteca, (porque con el piso te toca la hipoteca), en vez de ser a 25 años tendrá que ser a 40. Entonces los intereses serían casi el doble. Entonces, mejor poner la cuota más alta. En vez de 500 euros, 700. Pero entonces, con un sólo sueldo sólo les llega para comer 15 días al mes. Pues entonces ella se tendrá que poner a trabajar. Sin contrato, no vaya a ser que les pillen con una renta que supere el máximo y se queden sin piso.
Líbreme Dios.
Publicado en EL MUNDO/LA CRÓNICA DE LEÓN
Sábado, 11 de noviembre de 2006

lunes, 15 de octubre de 2007

14/10/07- Jornada 8- Grupo II, 2ºB
Ponferradina 2-1 Sestao River

sábado, 13 de octubre de 2007

'Urban' and 'rural'

No hay verano que nos libremos de originalísimos reportajes en las grandes teles y en las grandes radios sobre las gentes que viven en las pequeñas aldeas, privadísimos de los privilegios de la civilización, solos en medio de sus pueblos.
Y el reporterillo urbano preguntándoles a los paisanos como es su día a día.
Pues madrugo y voy al tajo. Vuelvo, puchero y después de la siesta, a controlar un poco la huerta, hasta el monte, o a hacer los recados, lo que cuadre. Cena, cantina o sofá, tute o tertulia casera y a la cama. Nada que ver con usted, supongo, que se levantará temprano para ir a la oficina. Volverá a comer a su apartamento y después de que se marque el 'break' del mediodía se irá hasta el centro de compras, o a lo que le apetezca. Luego volverá a cenar y se irá hasta algún 'pub' o se quedará en casa viendo algún 'reality'. Ustedes, los de ciudad.
Luego, la pregunta del millón. Esa que se hace desde el espíritu de compañerismo, unión y solidaridad vecinal que suele invadir a la mayor parte de la gente de las grandes ciudades, esa que vive en colmenas y que según la mitología urbana no conocen a los vecinos más que de verlos una vez al año en el ascensor.Tan compañeril, tan solidario. ¿No se sienten ustedes un poco solos entre tanta montaña, tanto silencio y tanta vaca?, le espeta el 'urbanita' al pobre pueblerinín.
Esta tampoco falla. ¿Y como hacen ustedes si tienen una emergencia sanitaria?
Pues mire, si puedo, bajo en el coche al médico y si no, pues llamando a una ambulancia, que tarda aproximadamente media hora en venir y otra media en llegar al hospital ¿Cómo se lo monta usted?
Pues nada que ver. Yo si puedo voy en coche, y si no llamo a una ambulancia, que se planta en el hospital en un plis. Sortea un par de obras, aguanta un par de atascos y cuatrocientos quince semáforos y en media hora, en el hospital que está.
¿En media hora? Qué barbaridad. Quién la pillara.
Luego, las cuestiones familiares. ¿Y los niños, que no tienen aquí colegio ? ¿Cómo llevan ustedes eso de que se vayan todos los días del pueblo?
Pues los pobres, se van con esas caras de siete de la mañana a coger el autobús en invierno, con la lluvia, ya ve, una lástima.Y no vuelven hasta la hora de comer. Es así la vida de dura en los pueblos, compañero. Los suyos imagino que con levantarse a las siete de la mañana en ir a coger el autobús, no tienen más problema. Y además, a la hora de comer, ya los tendrá en casa. Qué suerte la suya.
Bueno, pues nada, muchas gracias. Da gusto de vez en cuando dar a conocer otras formas de vida diferentes.
Ya le digo yo que sí.

Publicado en EL MUNDO/LA CRÓNICA DE LEÓN
Lunes, 14 de agosto 2006

viernes, 12 de octubre de 2007



Víctor, Ana, Jose y Julio

Fabero estaba falto de una chispa común de nostalgia. Algo que le recordara lo que fue, lo que es, lo que quiere y lo que puede ser. Y el viernes por la noche salieron al escenario, de blanco y negro, encadenaron canciones y saltó esa chispa de nostalgia y esperanza.
Eran las canciones que Fabero quería y necesitaba. Las que hicieron erizar el pelo a muchos. A los que les pareció que lo que estaban cantando Ana y Víctor era su propia vida.
Y muchos se acordaron del aburrido gesto del patrón con sombrero que se repitió a lo largo de la historia del Fabero negro del carbón, mientras la tierra escupía muertos. Y la resentida viuda, que se mordió el pañuelo a la boca del pozo, se volvió a morder el pañuelo sobre la hierba del campo de fútbol el viernes, mientras que el Fabero vivo coreaba 'La Planta 14'.
Y pareció entonces que Fabero resucitaba de aquel tiempo en el que había quemado su vida arrancando el carbón. Y Fabero no quiso olvidar la mina y la historia, pero sí quiso levantar cabeza de los golpes de aquel cielo impasible, vertical e inquebrantable que muchas veces no tuvo piedad.
Y cuando Fabero se volvió a sentir vivo sonaron las canciones de siempre. Las que clamaban contra la guerra a través de historias.La de aquel joven cobarde al que le temblaba el fusil, el que no sabía por quien luchaba. El joven que escuchaba, arropado por sus canas, sus arrugas y sus lágrimas, el arranque de Víctor sobre el escenario desde un balcón de una casa cercana al campo de fútbol de Fabero el viernes.
Y la muralla se abría para el Fabero que levantaba el dedo para autoproclamarse bicho raro, para el que no entendía de patrias absurdas ni de quien las crea y las defiende con la sinrazón por bandera. Y la muralla se cerraba para no dejar entrar al que no le escuece decir que si hay que bombardear, se bombardea, y después de decirlo se va con sus zapatos náuticos, su polo de firma y sus bermudas de pinzas a darse una vuelta en su velero.
Y desde el escenario nos recordaron que todavía quedan guerras y defensores de patrias creadas con escuadra y cartabón desde los inmensos despachos de moquetas, mármoles y maderas de lujo con licores añejos escondidos en el mueble bar.
Y sobre las pantallas del fondo, detrás de los músicos, entre las caras sin nombre, los ojos arrasados, los niños de sólo piel y hueso y los cuerpos mutilados de las escabrosas imágenes que definen la guerra, aparecieron dos rostros.
El de José Couso y el de Julio Anguita Parrado, que se fueron, y no volvieron, sólo armados con su cámara, su libreta y su bolígrafo a contarnos lo que pasaba en Irak, donde alguien decidió que hubiera una guerra. Una guerra que nunca debió ser. Porque el mundo entero salió a la calle para decir 'No a la guerra'.
Y entonces Víctor y Ana cantaron, y entonces pensé: sólo le pido a Dios que la guerra no me sea indiferente. Sólo le pido a la gente, que la guerra no le sea indiferente. Por favor.

Publicado en EL MUNDO/LA CRÓNICA DE LEÓN
Lunes, 31 de julio de 2006

jueves, 11 de octubre de 2007


Una yegua y su cría en Campo del Agua.
Sólo por ver imágenes como esta, merece la pena darse una vuelta por Ancares

miércoles, 10 de octubre de 2007

Hoy (10-10-07) me he encontrado en la portada de mi periódico con un artículo en el que aparece mi firma que yo jamás he escrito titulado 'La ley que rompe españa nació en León', en referencia a la Ley de Memoria Histórica. Desde el periódico me han dado unas explicaciones que no me convencen en absoluto. A lo largo del día he sentido rabia, pena y hasta vergüenza, tanta, que prefiero ni seguir hablando del tema.

Por cierto, ya que hay gente tan empeñada en que estamos rompiendo España, poniéndome radical, no me importaría ser yo la quien empezara a hacerlo, por la cara de alguno.

Por la salud del vulgo

Mal asunto. A algunos políticos ya les ha entrado el virus de la 'electoralitis', que esta campaña viene prematuro.
Uno de los principales síntomas para diagnosticar esta patología, que no entiende de colores ni ideologías, es la presencia del sujeto infectado en todo tipo de eventos sociales por los que lleva concretamente tres años sin aparecer.
La confirmación de la enfermedad se produce en el momento en que el susodicho paciente comienza a responder a las críticas de la oposición diciendo cosas como: «Son críticas totalmente demagógicas y que responden a motivos electoralistas».
Tanto expertos como inexpertos calculan que este conocido mal, que alcanza altos picos de incidencia aproximadamente cada cuatro años, puede provocar en los próximos meses nuevos colapsos del servicio de urgencias del Hospital del Bierzo (qué novedad).
A algunos concejales ya ha comenzado a afectarle la epidemia, que se presenta este año peligrosamente contagiosa. Una de las curiosidades de esta dolencia es que los propios enfermos ni siquiera parecen darse cuenta de que la padecen. De hecho, las consecuencias más graves de la 'electoralitis' son las indirectas.Es decir, no las sufren los infectados en cuestión, sino el vulgo del entorno.
Contra esto último no hay nada que hacer, pero existen dos formas de llevarlo. Una, irritándose con cada una de las inauguraciones, contrainauguraciones, promesas, contrapromesas, críticas, contracríticas, insultos, contrainsultos, lo buenos que somos, lo malos que son los otros y milongas en general.
La otra y más recomendable para la salud del vulgo afectado es tomárselo a cachondeo. Esto es fácil si se le coge el tranquillo.Y es que tomarse a risa las promesas y explicaciones de buena parte de los políticos es más fácil incluso que hacer chistes sobre el peinado de Anasagasti. Sólo hay que ponerse.
Lo que sí está casi plenamente confirmado es que la enfermedad de la 'electoralitis' no tiene cura de ninguna de las maneras.
Bueno, parece existir una única esperanza, pero las pruebas realizadas hasta el momento no están desprendiendo los resultados esperados, siempre hay algún rebrote. Una sustancia denominada masa electoral tiene la capacidad de erradicar la enfermedad, ya que cada cierto tiempo suele desprender una especie de toxina llamada voto, donde puede hallarse la ansiada solución. Lo malo (o lo bueno, según se mire) es que el voto, además de la enfermedad, puede incluso llevarse por delante la vidorra de 'marajá' a cuenta de la plebe del enfermo en cuestión. No suena mal, pero habrá que esperar a mayo de 2007 para ver los efectos del nuevo experimento.
EL MUNDO/LACRÓNICA DE LEÓN
Jueves, 4 de mayo de 2006

martes, 9 de octubre de 2007

Mala prensa

Los periodistillas de a pie, pobres de nosotros, que tontines somos, muchas veces no entendemos muy bien lo que nos dicen y cuentan todo tipo ilustres lumbreras de los diversos ámbitos de la sociedad, entre los cuales, lamentablemente a veces, nos tenemos que ganar la vida.
No importa si un obispo dice 'a las claras' y textualmente que ninguna de las exposiciones de Las Edades del Hombre se celebrará en 2007.
Toda la sociedad berciana estaba ya esperando la calificada como grandiosísima exposición de arte sacro para esa fecha, dado, por otro lado, que el alcalde de Ponferrada lo anunció públicamente a bombo y platillo después de que se lo comunicara personalmente el obispo de Astorga. O al menos, eso fue lo que se nos contó en su día.
Pues ni el obispo se equivocó, ni la exposición de 2007 en La Encina corre ningún peligro. Lo que pasó es que los periodistas interpretaron mal al prelado. Es decir, que fue un prelado muy mal interpretado. Como no.
A otros muchos de los individuos de cuyas repetitivas declaraciones y aburridísimos comunicados depende, por desgracia, buena parte de nuestro pan, tampoco les importa en algunas ocasiones llegar a negar lo que han firmado con nombre y apellidos o rechazar rotundamente que han dicho lo que han dicho (frente a grabadoras y micrófonos, por cierto).
Y es que, para qué vas a pensar y razonar lo que dices o escribes si, cuando te equivocas o te pasas de listo, puedes echar la culpa a los periodistas, esos que lo tergiversan o lo malinterpretan todo a su antojo, porque tergiversar y malinterpretar es el antojo de todo periodista que se precie, porque esa ruin raza humana lleva intrínseca en sí misma y en su tergiversadora y malinterpretadora sangre la tergiversación y la malinterpretación más profunda.
No es la primera vez que algún partido político telefonea a las redacciones a media tarde para decir que da por no dicho todo lo dicho en una indigesta convocatoria de prensa de primera hora de la mañana o que el artistilla de turno llama para decir que no le ha gustado nada lo que escribiste (gratis, por cierto) sobre su trabajo. ¡Pues mire, ya estamos a 'pre', porque a mí tampoco me gusta en absoluto su mie... su escultura! (piensas, aunque no dices). Cierto, disculpe usted. Su escultura es maravillosa.Culpa mía.
¡Mira, saca la foto desde aquí, para que salga en contrachapado con efecto contrapicudo, con el ojo de pez!
¡Oye, ese titular no me gustó nada, eh! Tendrás que poner una rectificación, porque claro, con eso que pusiste de que había subido los precios de tal servicio público un 120%, voy a perder usuarios.
¿Pero no me acaba de decir que ha subido usted los precios un 120%?
Sí, pero si lo pones en el periódico me haces mala propaganda, mujer.
Ah, claro. Culpa mía.

EL MUNDO/LA CRÓNICA
Jueves, 20 abril de 2006

lunes, 8 de octubre de 2007

Nos consumen

A un tipucho corriente, de la calle, de a pie, le puede pasar que vaya y contrate una conexión a Internet por varios equis de euros a cambio de varios equis de megas y que el susodicho servicio prestado se corresponda con lo que haya contratado y con lo que el citado elemento paga por él.
Pero va a ser que no.
También le puede pasar que vaya y se compre un super ordenador portátil, con todo lo ultimísimo, en una tienda cualquiera de cualquier ciudad como Ponferrada y que al cabo de un mes se le estropee la pantalla y el que le vendió el ordenador por varios equis, equis, equis, de euros, bien le devuelva el dinero o bien le compense convenientemente por la espera mientras en 'la casa' le arreglan el aparato.
Pero va a ser que tampoco mucho.
Y le puede pasar que el parquímetro de la zona azul le trague por ejemplo dos euros y no tenga ni un sólo problema para recuperarlos en cuanto los reclame.
Pero va a estar chungo, chungo.
Incluso le puede pasar que vaya y se compre un piso cualquiera y se termine la obra y se lo entreguen en el plazo en el que firmó en un contrato en el que no exista letra pequeña. Y que además el pisito venga sin ninguna tara que subsanar.
Pero se presenta fastidiadillo.
Es más, le podría llegar a pasar que su empleo estuviera convenientemente remunerado, que le pagaran las horas extras y que su trabajo fuera únicamente su forma de ganarse la vida y no su vida la forma de ganarse su trabajo.
Pero en fin.
El caso es que ayer se celebró el Día Mundial del Consumidor.Un día que más que dedicarle una celebración, debería conmemorarse con luto.
Y es que hay muchos de esos tipuchos que contratan sus conexiones y no tienen servicio de Internet.
Muchos a los que, el que les vende un electrodoméstico les dice que claro, que el arreglo de las averías es cosa de 'la casa', que él no les puede devolver el dinero.
Hay muchos que no saben ni a quien pueden acudir cuando los parquímetros y todo tipo de expendedoras se convierten por arte de magia en tragaperras que nunca dan premio.
Hay muchos que tendrán que morderse su espera y masticarse dos meses más de alquiler por los pequeños retrasos de su casa nueva.De la casa nueva del Banco.
Y muchos que se pasarán la vida buscando trabajo para poder comprarse un coche de segunda mano para poder ir al trabajo para poder pagar las letras del coche de segunda mano.
Y después de consumir la mitad de megas de los que pagan, de consumir la jeta de los vendedores que no les responden después de embolsarse los suculentos equis, equis, equis euros, de consumir las órdenes trampa de las tragaperras, de consumir los pequeños retrasos de su piso y de consumirse poco a poco en su trabajo diario, aun tiene que llegar a su casa de alquiler y consumir lidialozanadas y zaplanadas carnavalescas. Nos consumen.

EL MUNDO /LA CRÓNICA DE LEÓN
JUEVES, 16 DE MARZO DE 2006