miércoles, 11 de junio de 2008

Oda a la vida

Llevo dentro de mí un pequeño gran motivo para estar más contenta que nunca. Sin embargo, jamás me había sentido tan triste. Y estando así, me doy cuenta de los malos ratos y disgustos que he vivido en otras ocasiones y que me podía haber ahorrado tranquilamente.
Ahora es cuando veo que hay que tratar que estar feliz el mayor tiempo posible. Que ni los berrinches por las cosas de trabajo, ni los desoladores desamores de la adolescencia, ni las puyas y puñaladas traperas que a veces te lanza el entorno, ni las derrotas del fútbol, merecen que se les preste la más mínima lágrima.
Porque cuando menos te lo esperas, la vida te tiene reservado un hachazo de los que sí te desgarran realmente las entrañas y al que tienes que dedicarle todos esos llantos y a la vez, también todo tu valor y tus fuerzas para superarlo y seguir adelante.
Demasiado pronto y sin dar muchas explicaciones, esta injusta vida decidió hace unos días llevarse para siempre a Nedi, mi madrina, mi tía, mi princesa.
Para ella, donde quiera que esté, para quien viene en camino y para toda mi familia, que se debate estos días entre el amargo dolor de haber perdido a uno de los suyos y la extraña alegría de esperar a un pequeño nuevo ser, he rescatado estos bonitos versos de Pablo Neruda que pertenecen a su poema 'Oda a la Vida'.

La noche entera
con un hacha
me ha golpeado el dolor,
pero el sueño
pasó lavando como un agua oscura
piedras ensangrentadas.
Hoy de nuevo estoy vivo.
De nuevo
te levanto,
vida,
sobre mis hombros
...
...