Desde que han cambiado a Pepa y Avelino por otros dos señores, la tele ya no es lo que era. Son también muy simpatiquísimos (el mismo humor, ay) pero como dirían Martes y 13 de aquel detergente, ‘Gabriel’, ... señora, pero si es lo mismo!... Pero no es igual.
Y es que la tele ha cambiado mucho. Desde que son planas, ya no hay quien entienda nada. Ni de lo de fuera, ni de lo de dentro.
Cuando voy a las tiendas con intención de comprarme una tele, entre tanto surraun, full-hd, tdt y etc me dan ganas de sacar del desván aquella de madera que quitamos del salón años 'ha'. Aunque no 'ha' tantos, ahora que lo pienso.
La pobre duró más de 20 años. Sobrevivió a las patadas que le metían desde dentro los musicales en los que salía Norma Duval refregándose contra un sofá, la telenovela Cristal, Leticia Sabater torturando a los niños y a Oliver y Benji, por ejemplo.
Al final de los cuatro botones que tenía, tres se le habían saltado y el otro estaba tente no me toques, porque a veces había que sacarlo de su sitio y ponerlo en el hueco del otro para poder cambiar de cadena. De la uno a la dos.
¿Tan carroza soy?
En una puertina que se abría para sintonizar no se qué, al final había un palillo de madera que había que meter en un agujerín y darle vueltas. Que cosas. Nunca se estropeaba, la muy jodida.
La tele ha cambiado hasta tal punto que Maxim Huerta, que presentaba las noticias como un señor normal y corriente, ahora habla del gran hermano en los programas del corazón haciendo el papel de gay hortera. Y no es que lo haga mal, el colega.
Si no que lo hace fatal.
Me voy al desván.
PD: Ayer en una rueda de prensa la concejala de Turismo y Cultura de Ponferrada, Susana Téllez, les dijo a los periodistas, a los que trata como si fueran coleguillas suyos, que alguien la había comparado con Tanque (Miguel Ángel Fernández, de IU).
Y es que la tele ha cambiado mucho. Desde que son planas, ya no hay quien entienda nada. Ni de lo de fuera, ni de lo de dentro.
Cuando voy a las tiendas con intención de comprarme una tele, entre tanto surraun, full-hd, tdt y etc me dan ganas de sacar del desván aquella de madera que quitamos del salón años 'ha'. Aunque no 'ha' tantos, ahora que lo pienso.
La pobre duró más de 20 años. Sobrevivió a las patadas que le metían desde dentro los musicales en los que salía Norma Duval refregándose contra un sofá, la telenovela Cristal, Leticia Sabater torturando a los niños y a Oliver y Benji, por ejemplo.
Al final de los cuatro botones que tenía, tres se le habían saltado y el otro estaba tente no me toques, porque a veces había que sacarlo de su sitio y ponerlo en el hueco del otro para poder cambiar de cadena. De la uno a la dos.
¿Tan carroza soy?
En una puertina que se abría para sintonizar no se qué, al final había un palillo de madera que había que meter en un agujerín y darle vueltas. Que cosas. Nunca se estropeaba, la muy jodida.
La tele ha cambiado hasta tal punto que Maxim Huerta, que presentaba las noticias como un señor normal y corriente, ahora habla del gran hermano en los programas del corazón haciendo el papel de gay hortera. Y no es que lo haga mal, el colega.
Si no que lo hace fatal.
Me voy al desván.
PD: Ayer en una rueda de prensa la concejala de Turismo y Cultura de Ponferrada, Susana Téllez, les dijo a los periodistas, a los que trata como si fueran coleguillas suyos, que alguien la había comparado con Tanque (Miguel Ángel Fernández, de IU).
Dice que no le molesta que la comparen con Tanque.
No sé lo que opinará él.
O creo que sí lo sé.
No sé lo que opinará él.
O creo que sí lo sé.
4 comentarios:
Buenísimo lo de la tele. Estoy viendo tal cual la de mi abuela, esa que duró años y años y que tan sólo tenía ya dos botones, los de UHF y VHF (creo que así era). El problema vino cuando empezaron a aparecer más cadenas que las dos habituales de La Uno y La Dos, porque antes no había eso del zapping. Así que la pobre tele seguía dando La Una y La Dos dejando de lado a las mamachichos de Telecinco. Aunque daba igual, porque allí tampoco llegaba Telecinco en las teles más modernas.
Con el tiempo mi abuela empezó a ver 'el parte' en una tele nueva, pequeñita y de color. Fue a esa a la que tuvo que ponerle el dichoso palillo, porque sólo con el palillo sujetando la puertecita de las ruletas de sintonización podía mi abuela seguir viendo el parte, esta vez en color. Si llegabas a casa y hacías un zapping de botones para ver los informativos de Antena 3 o Telecinco, mi abuela decía: ¡Eh, pero no me quites el parte!. Porque para ella el único parte era el de La Uno.
Muy interesante y evocador artículo. La descripción que haces, es sugerente de las mismas, y otras múltiples anécdotas, con la entrañable 'tele' que disfrutamos en nuestra juventud (pongamos entre los 25 y 10 años atrás, para no tener que decir los que tengo). Mi recuerdo se fija, en una tele de marca ELBE, tal cual la foto que ilustra tu artículo. La compramos en una tienda del barrio de la estación de Ponfe. Nunca hubo que arreglarla, y el único síntoma que tenía es que fue perdiendo nitidez de imagen, pero esto, en los últimos 2 años antes del cambio por una Philips, de la que ya no recuerdo su final. Hoy, con la de pantalla plana, se ha perdido el romanticismo. Con tropecientos canales, la telebasura, el rollo del zaping... el encanto se ha perdido...
Bonito artículo.
muy guapo el artículo Diana,como todo lo que escribes pero por favor, plantéate cambiar este colorín verdín que le has dado al blog que me recuerda los pipermit con limón que se tomaban en panchi club hace veinte años.
Bicos.
Vaya por Dios, yo que creí que esto del color verde le daría un aire más 'nature'. En fin, en cuando tenga un ratín maquillo el asunto.
Besines.
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