Existe un gran malestar en Sevilla porque la última novela de Dan Brown ofrece una visión no muy realista de la ciudad y que a un tiempo no la deja muy bien parada. Oí en la radio a algunos sevillanos muy ofendidos: «Que no puede ser». «Que este señor no puede escribir eso de Sevilla». «Que eso no es real». «Que eso puede ser muy malo para la ciudad».
Quizás estos mismos sevillanos piensen que salen mucho mejor parados con la continua imagen de 'lolailo' o el 'color especial' que le predican algunos de los que presumen de ser sus grandes embajadores. Ellos sabrán.
Es muy posible que Sevilla no sea lo que cuenta Dan Brown, lo mismo que es posible que no toda Sevilla huela a azahar, como cantan otros. Pero supongo que el mismo derecho tendrán unos a inventarse que Sevilla tiene 'su duende', que otros a describir imaginativamente ciertas carencias en instalaciones y servicios de una ciudad. Es posible que ni siquiera quepa discusión sobre cuál de las dos cosas tiene más de real y cuál más de ficticia.
Pero creo que a ninguno de esos sevillanos ofendidos les sentaría nada bien que Dan Brown viniera a decirles cuánto azúcar tienen que echarse en 'su' café ni lo que tienen que ver en 'sus' teles.Y si el café admite tanto azúcar como su tomador guste, cuántas licencias no admitirá cualquier cosa enmarcada en un término llamado ficción.
Quizás con lo que sí deberíamos irritarnos un poco más es con la imagen que los políticos proyectan de nuestras ciudades y pueblos. Esos que han sido legitimados por el resto para representarnos, esos que cobran sus sueldos de lo que nos quitan de los nuestros, muchas veces sin dar mucha explicación de su tarea. De hecho es mejor que muchas veces ni la den, por vergüenza ajena.
Y no por lo que escriba un tipo que, a estas alturas de mili, se las ha ingeniado tan bien como para forrarse a costa de lo 'simplón' de las inquietudes humanas y de historias más pasadas de moda que el pelo cardado, como los misterios del Santo Grial y las fantasmadas interespaciales y que al tiempo, ha sido capaz de provocar ásperas irritaciones estomacales en las altas esferas de la Iglesia Católica, de la NASA y de toda una ciudad de Sevilla, por mucho 'color especial' que ésta tenga.
También hubo otros que se embolsaron lo suyo a costa de la mayor horterada que ha parido España en las últimas décadas, La Macarena, y eso que ha tenido una fuerte competencia en lo que a horteradas se refiere. A casi nadie le pareció mal.
Por cierto, el libro de Dan Brown está siendo el más vendido en las librerías de Sevilla en los últimos días.
EL MUNDO /LA CRONICA DE LEÓN
BIERZO OPINIÓN
Jueves, 26 de febrero de 2006
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